viernes, 30 de enero de 2009

Corazones cosidos (y remendados)



Venía de puntillas y en silencio, porque sabía que aún no estaría dormido.
Entonces se acercaba a mí y me susurraba al oído un "¡muérdeme!", para colarse entre mis sábanas.
Y yo, que por ese entonces le subía la falda hasta a las montañas, le mordía el corazón, sin saber que era manufacturado.
Así, una noche de tantas, se rompió en mi cama, se deshizo en notas musicales y sonó a tristeza.

3 comentarios:

  1. Al final acabas llena de grietas y cicatrices de tanto coserte y descoserte.

    ResponderEliminar
  2. No sabía que tenías blog. Me pasaré a leer los textos :)

    PD: soy Judy

    ResponderEliminar
  3. Y se contagió de ella.

    Un miau, muñeca.

    ResponderEliminar