domingo, 28 de diciembre de 2008

Casi que no me atrevo a escribirlo.


¿A qué sabe el último beso? Mal. Esto pasaba diez segundos después, mientras abría la puerta, y subía las escaleras del portal. Mal, muy mal.

- ¿Carla, quieres algo de cenar? - oyó nada más entrar en casa.
- No - de cenar quería morirse -, gracias.

Y corrió a su habitación porque la tempestad podía estallar en cualquier momento. Y es que aunque siempre pareciera impasible, rehuyera las miradas de Luis mientras la llevaba a casa, acostumbrase a no contestarle,..¿Quién sabía lo que ella tenía dentro?

Pongamos que Luis era artista, pero Carla era la bohemia. Mientras él pintaba, ella le contaba cuentos - con palabras a medida - y se contagiaban el uno del otro.

Una vez, Luis le pidió una historia, una historia propia, sólamente un sueño, y Carla no la supo escribir. Al igual que él no la podría dibujar sobre papel, aunque dibujara con sus dedos corazones sobre su piel.

- Es muy bonito este cuadro, ¿no crees? La chica me recuerda al anuncio de Chanel, ¿puede ser?
- Oh, sí, claro, puede ser - respodía Carla, mordiéndose la lengua mientras daba media vuelta. Lo había vuelto a hacer. ¿Chanel? ¡Si era completamente Sara!
Aunque Carla entraba y salía de su vida, y en realidad no le daba importancia, porque sólo le importaba él y, de una manera u otra, le tenía - cuando podían tenerse.

Con el tiempo, Carla tenía que rebuscar las frases correctas, palabras adecuadas, palabras quedas. Queda raro, suena mal y a veces hace daño, que sea ahora, cuando ya no queda nada - ¡no puede quedar nada! -, que Carla empiece a escribir, mientras él se despide un sinfín de veces.


En cuanto bajó del coche, supo que se había acabado. Para siempre. Cuando quieres a alguien, esas cosas se saben.




Al aire acondicionado de mi vida, que me emborrachaba en verano (y no sólo de alcohol, sino de besos)


2 comentarios:

  1. lisa, has conseguido dominar mis timidos cinco sentido durante dos minutos que leia esto..(L)

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